LOS BRAZOS DE KALYM

Gabriel Jiménez Emán




Kalym se arrancó los brazos y los lanzó a un abismo. Al llegar a su casa, su mujer le preguntó sorprendida: “¿Qué has hecho con tus brazos?”.

-Me cansé de ellos y me los arranqué -respondió Kalim.
-Tendrás que ir a buscarlos; vas a necesitarlos para el almuerzo. ¿Dónde están?
-En un abismo, muy lejos de aquí.
-¿Y cómo has hecho para arrancártelos?
-Me despegué el derecho con el izquierdo y el izquierdo con el derecho.
-No puede ser -respondió su mujer-, pues necesitabas el izquierdo para arrancarte el derecho, pero ya te lo habías arrancado.
-Ya lo sé, mujer; mis brazos son algo muy extraño. Olvidemos eso por ahora y vayamos a dormir -dijo Kalym abrazando a su mujer.